miércoles, 11 de noviembre de 2015

Predicción por Elías Quinteros

PREDICCIÓN

Elías Quinteros

Cuando Macri libere el precio del dólar, el valor económico de las cosas ascienda bruscamente y el poder adquisitivo de tu salario se reduzca a la mitad, yo te garantizo que una voz interior te preguntará: «¿Por qué no votaste por Scioli?».

Cuando Macri procure el incremento del endeudamiento externo del país; el Fondo Monetario Internacional imponga al gobierno, como condición previa e ineludible, la reducción del gasto público; y el Estado achique el presupuesto de la escuela que está a cargo de la educación de tus hijos; yo te garantizo que una voz interior te preguntará: «¿Por qué no votaste por Scioli?».

Cuando Macri rife el patrimonio público; el lucro guíe la administración de las empresas privatizadas; y vos no tengas la posibilidad de acceder a los servicios que son prestados por esas empresas, a menos que aceptes el incremento abrupto y arbitrario de sus tarifas; yo te garantizo que una voz interior te preguntará: «¿Por qué no votaste por Scioli?».

Cuando Macri libere las importaciones, tu empleador cierre su industria o su comercio porque no puede competir con los bienes extranjeros y vos pierdas tu trabajo, yo te garantizo que una voz interior te preguntará: «¿Por qué no votaste por Scioli?».

Cuando Macri aplique las ideas de los cruzados del neoliberalismo; el país retorne a la época menemista; y vos seas la víctima de la especulación financiera, el desmantelamiento del Estado, la destrucción de la industria nacional, el incremento de la desocupación y la extensión de la pobreza; yo te garantizo que una voz interior te preguntará: «¿Por qué no votaste por Scioli?». «¿Por qué no votaste por el frente social y político que rechazó la constitución del Área de Libre Comercio de las Américas, que enfrentó las pretensiones de las patronales agropecuarias, que posibilitó las fiestas del Bicentenario de la Revolución de Mayo y que, en definitiva, defendió los derechos humanos, fomentó el desarrollo económico, promovió la justicia social y consolidó la integración latinoamericana?». «¿Y por qué no votaste por el proyecto que dejó en el pasado las consecuencias del Blindaje Financiero, el Megacanje, el Corralito, la cesación de pagos y la devaluación que decretó el fin de la Convertibilidad; los ecos del voto bronca, los saqueos, el Estado de Sitio, la represión policial, la huida del Presidente de la Nación en un helicóptero y la sucesión de cinco mandatarios en unos pocos días; el recuerdo de las cuasimonedas, los clubes de trueque y las ollas populares; y la imagen de las asambleas, los cacerolazos, las huelgas, los piquetes y la gente hambrienta que revolvía los tachos de la basura?».


Cuando macri sea presidente, las recetas de los «Noventa» recobren su vigencia y la «Década Ganada» constituya un recuerdo, yo te garantizo que una voz interior te preguntará: «¿Por qué no votaste por el modelo de país que te beneficiaba a pesar de sus defectos?». «¿Por qué no votaste por la preservación de tus conquistas y por la realización de tus sueños?». «¿Por qué no votaste por el futuro?». «¿Y por qué no votaste por la vida?».

martes, 14 de julio de 2015

miércoles, 8 de julio de 2015

Viernes 10/07, 19 hs. Mujeres de la Patria Grande

La canción del pueblo
Edición especial: mujeres de la patria grande.
“Ellas que hacen, que siembran, que encienden, que paren, que nacen. Que denuncian, que anuncian. Que tejen, destejen y tejen. Que aguantan, que amamantan, que miel, que leche, que caminos, que puentes. Que inventan, que reinventan, que construyen, que rehacen, que destruyen, que renacen…”

Fecha: Viernes 10 de julio
Lugar: Casa Cultural Miguel Sánchez (Calle 10 Nº4796, 1ºpiso)
Horario: de 18 a 21hs
Fundamentación
Desde Juana Azurduy hasta Violeta Parra, pasando por Frida Kahlo, con diversos lenguajes y en diferentes momentos históricos miles de mujeres han habilitado espacios para poder pensar América latina desde América Latina. Recuperar las palabras, los saberes, las imágenes presentes en prácticas, discursos, canciones, pinturas, poesías es una tarea que nos convoca a todos y a todas los/las que luchamos por la emancipación Latinoamericana.
Esta edición especial de La canción de pueblo es un humilde homenaje a todas esas compañeras que con sus puños, con sus gargantas, con sus ideas han pensado Nuestra América.
Objetivo
Generar un espacio interdisciplinario desde el cual recuperar narrativas, imágenes, ideas de compañeras que soñaron, lucharon, pintaron y cantaron la Patria Grande.

Desarrollo de la Jornada.
18s. Apertura. Los rostros de américa latina. Muestra de Imágenes, fotografías, pinturas de diferentes compañeras significativas para el pensar de América Latina.
18.15hs Conversaciones. Mujeres de Nuestra América y la emancipación pedagógica. Charla debate junto a la compañera Carla Wanistok. Licenciada en Sociología y Profesora de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Profesora de Pedagogía y Teoría Social Latinoamericana, Carrera de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Profesora de Pedagogía Social, Tecnicatura en Pedagogía Social con orientación en Derechos Humanos (UTE). Directora de la colección Pedagogías del Sur. Editorial Urbanita. Autora del Prólogo Simón Rodríguez y las pedagogías latinoamericanas en el libro Simón Rodríguez Sociedades Americanas (1828-1842), Editorial Urbanita, Buenos Aires, 2015. 
Pintura en vivo de Simon Jatip. Artista plástico y Muralista.
19.45hs Voces e imágenes de nuestra América. Proyecciones y canciones de diferentes compañeras que lucharon, cantaron, pintaron y soñaron la Patria Grande.
20hs. Diálogos: la música y la palabra. Narraciones musicalizadas a cargo de Augusto Campos y Marina Álvarez.
20.15hs Música en vivo.  Grupo Bauma.
21hs. Cierre de la jornada. Empanadas y vino.


lunes, 6 de julio de 2015

MUJERES DE LA PATRIA GRANDE








La canción del pueblo
Edición especial: mujeres de la patria grande.
“Ellas que hacen, que siembran, que encienden, que paren, que nacen. Que denuncian, que anuncian. Que tejen, destejen y tejen. Que aguantan, que amamantan, que miel, que leche, que caminos, que puentes. Que inventan, que reinventan, que construyen, que rehacen, que destruyen, que renacen…”

Fecha: Viernes 10 de julio
Lugar: Casa Cultural Miguel Sánchez (Calle 10 Nº4796, 1ºpiso)
Horario: de 18 a 21hs
Fundamentación
Desde Juana Azurduy hasta Violeta Parra, pasando por Frida Kahlo, con diversos lenguajes y en diferentes momentos históricos miles de mujeres han habilitado espacios para poder pensar América latina desde América Latina. Recuperar las palabras, los saberes, las imágenes presentes en prácticas, discursos, canciones, pinturas, poesías es una tarea que nos convoca a todos y a todas los/las que luchamos por la emancipación Latinoamericana.
Esta edición especial de La canción de pueblo es un humilde homenaje a todas esas compañeras que con sus puños, con sus gargantas, con sus ideas han pensado Nuestra América.
Objetivo
Generar un espacio interdisciplinario desde el cual recuperar narrativas, imágenes, ideas de compañeras que soñaron, lucharon, pintaron y cantaron la Patria Grande.

Desarrollo de la Jornada.
18s. Apertura. Los rostros de américa latina. Muestra de Imágenes, fotografías, pinturas de diferentes compañeras significativas para el pensar de América Latina.
18.15hs Conversaciones. Mujeres de Nuestra América y la emancipación pedagógica. Charla debate junto a la compañera Carla Wanistok. Licenciada en Sociología y Profesora de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Profesora de Pedagogía y Teoría Social Latinoamericana, Carrera de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Profesora de Pedagogía Social, Tecnicatura en Pedagogía Social con orientación en Derechos Humanos (UTE). Directora de la colección Pedagogías del Sur. Editorial Urbanita. Autora del Prólogo Simón Rodríguez y las pedagogías latinoamericanas en el libro Simón Rodríguez Sociedades Americanas (1828-1842), Editorial Urbanita, Buenos Aires, 2015. 
Pintura en vivo de Simon Jatip. Artista plástico y Muralista.
19.45hs Voces e imágenes de nuestra América. Proyecciones y canciones de diferentes compañeras que lucharon, cantaron, pintaron y soñaron la Patria Grande.
20hs. Diálogos: la música y la palabra. Narraciones musicalizadas a cargo de Augusto Campos y Marina Álvarez.
20.15hs Música en vivo.  Grupo Bauma.
21hs. Cierre de la jornada. Empanadas y vino.

miércoles, 1 de julio de 2015

Se presentan por separado (pero se mueven juntos) por Elías Quinteros

SE PRESENTAN POR SEPARADO
(PERO SE MUEVEN JUNTOS)

Elías Quinteros

El domingo, el electorado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no se limitará a visitar los lugares de votación para elegir por sexta vez un jefe de gobierno. También elegirá por sexta vez un proyecto político. Como en las dos ocasiones anteriores, más de dos millones y medio de personas obtará entre el proyecto representado por Néstor Kirchner y Cristina Fernández y el proyecto representado por la parte de la oposición que pretende que los argentinos retornemos a fines del año 2001. Por más de un motivo, algunos creen que los proyectos en pugna no son dos sino tres: el proyecto encarnado por Horacio Rodríguez Larreta (PRO), el proyecto encarnado por Mariano Recalde (Frente para la Victoria), y el proyecto encarnado por Martín Lousteau (ECO). Pero, quienes creen esto olvidaban que la Coalición Cívica ARI y la Unión Cívica Radical (dos de las fuerzas más importantes de ECO), conforman con el PRO la alianza Cambiemos. Es decir, pasan por alto que los exponentes del PRO y los exponentes de ECO, aunque se presenten por separado en el ámbito porteño, se mueven juntos en el ámbito nacional. Por lo tanto, veamos las cosas con realismo. El núcleo duro de la oposición estará feliz con el triunfo de Rodríguez Larreta (aunque eso entristezca a los seguidores de Lousteau), y con el triunfo de Lousteau (aunque eso entristezca a los seguidores de Rodríguez Larreta), ya que la ciudad se encuentra ante una criatura de dos cabezas (la que defiende la totalidad de lo hecho por Mauricio Macri desde hace ocho años y la que, en cambio, sólo propugna la modificación de una porción de lo realizado). Frente a una alternativa que no es real, debemos apoyar (como en el pasado), a quienes expresan el proyecto que reconstruyó la Argentina para que el mismo (dentro de las posibilidades existentes), obtenga el mejor de los resultados electorales. El domingo, durante el desarrollo del comicio, el destino de la ciudad no será lo único que estará en juego. Más allá de las cuestiones que tienen que ver con el contexto local, los porteños votaremos por el futuro de la política que nos rige desde hace doce años. Y, por ello, tendremos la posibilidad de decir que:

No deseamos un proyecto que defienda los intereses de los fondos buitres que litigan contra el país.

No deseamos un proyecto que rife el patrimonio estatal, es decir, Yacimiento Carbonífero de Río Turbio, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Aerolíneas Argentinas, Ferrocarriles Argentinos, Talleres Navales Dársena Norte, Fábrica Argentina de Aviones, Correo Argentino, Agua y Saneamientos Argentinos, etc.

No deseamos un proyecto que abandone la asignación universal por hijo, la entrega gratuita de computadoras a los estudiantes del nivel secundario, el aumento periódico de las jubilaciones, la regulación de los servicios de comunicación audiovisual, la televisación gratuita de los partidos de fútbol, etc.

No deseamos un proyecto que olvide la democratización de la Justicia.

No deseamos un proyecto que detenga la integración latinoamericana.

No deseamos un proyecto que convierta la existencia de la Argentina en la copia de los padecimientos de la Grecia actual.

Y, en definitiva, no deseamos un proyecto que resucite el pasado; y que, por ende, nos haga revivir lo que sentimos cuando un vicepresidente renunció prematuramente; cuando el Blindaje Financiero y el Megacanje incrementó el endeudamiento del país; cuando los votos en blanco, los votos nulos y el ausentismo exteriorizaron la disconformidad del electorado; cuando el Corralito impidió retirar el dinero que alimentaba los plazos fijos, las cajas de ahorros y las cuentas corrientes; cuando la gente saqueó los supermercados y los comercios; cuando el Estado de Sitio no frenó las marchas multitudinarias que reclamaban la renuncia del gobierno; cuando la represión policial dejó un tendal de detenidos, heridos y muertos; cuando cinco presidentes se sucedieron con un ritmo vertiginoso; cuando la cesación de pagos constituyó una realidad; cuando la salida abrupta de la Convertibilidad provocó una devaluación salvaje; y cuando los cacerolazos, las huelgas, los piquetes, las cuasimonedas y los clubes de trueque formaron parte del paisaje cotidiano.

¿Qué haremos entonces? ¿Qué proyecto tendrá nuestro voto?

viernes, 26 de junio de 2015

Un desafío decisivo por Elías Quinteros

UN DESAFIO DECISIVO

Elías Quinteros

El Frente para la Victoria tiene por delante un desafío decisivo. Debe intervenir en la elección presidencial de octubre y, en consecuencia, debe arriesgar su propia existencia, con un candidato que no se llama Néstor Kirchner ni Cristina Fernández. Este detalle, además de convertir a dicho desafío en una prueba de fuego, plantea un interrogante: ¿el «modelo de país» construido a partir del año 2003 tiene la posibilidad de prolongarse en el tiempo, aunque ninguno de sus protagonistas más insignes ocupe el despacho principal de la Casa Rosada? O, dicho de otra forma, ¿tiene la posibilidad de sobreponerse a los ataques de los que lo cuestionan con vehemencia desde afuera y a los reparos de los que lo apoyan con reservas desde adentro? Tal pregunta, que no admite una respuesta única en este momento, genera, no obstante, un convencimiento. Todos los que adhieren al Frente para la Victoria tienen derecho a opinar con libertad sobre la estrategia adoptada. Pero, nadie tiene derecho a decir o hacer algo que ponga en peligro su triunfo electoral. Inevitablemente, la selección de los candidatos en el período que precede a una elección, en cualquiera de sus niveles, deja espíritus disconformes y heridas abiertas ya que la cantidad de cargos vacantes siempre es menor que la cantidad de aspirantes disponibles. Mas, la política es así. Sus reglas, a veces, son de una crudeza inmensa y terrible. Desde que el mundo existe, es decir, desde hace un tiempo más que considerable, el ser humano actúa políticamente: lo cual no significa que siempre lo haga a través de un partido político o una organización parecida. En otras palabras, siempre asume una posición respecto de las cuestiones fundamentales de la vida aunque no quiera hacerlo. Y, luego, exterioriza esa posición acertada o equivocada, mediante acciones y omisiones que producen efectos directos e indirectos, sobre su existencia individual y sobre su entorno social. En la totalidad de los casos, determina o contribuye a determinar quién tiene la mayor cuota de poder y quién tiene la menor, o sea, quién es el fuerte y quién es el débil. Y, justamente, en octubre, la cuestión consiste en lograr que el Frente para la Victoria obtenga la cuota de poder que es necesaria para conducir los destinos de la Nación, durante otro período presidencial. Para sorpresa y desconcierto de más de uno, en estos días, algunos defensores del gobierno nacional están preocupados por el porvenir, tan preocupados que no comen, ni descansan, ni duermen. Eso no es bueno. Tener una cierta prevención respecto del futuro puede resultar comprensible y razonable. En cambio, profetizar la configuración de un escenario apocalíptico y justificar el cumplimiento de tal profecía con apreciaciones que, aunque respetables y entendibles, no gozan de la infalibilidad de las leyes químicas, físicas y biológicas, carece de un mínimo de seriedad. Quien experimenta por los motivos más diversos este estado de inquietud debe advertir que, en concordancia con lo expresado por Cristina Fernández, el futuro va a tener el aspecto que el pueblo permita que tenga ya que cada ciudadano, actuando en conjunto, es dueño de su propio destino.

A todas luces, el kirchnerismo es una construcción colectiva de carácter político y social que tiene al peronismo como su nutriente más importante. Por esta razón, no incurrimos en ninguna herejía si decimos que, desde tal punto de vista, el kirchnerismo constituye la expresión actual del peronismo. Suponer que representa la superación de éste es erróneo, tan erróneo como creer que es una de sus líneas internas. En el primer caso, pecamos por exceso ya que el peronismo continúa siendo la manifestación social y política más importante del país. Y, en el segundo, pecamos por defecto ya que unos de los pies del kirchnerismo está dentro del peronismo y el otro está fuera del mismo. Esto significa que los «kirchneristas de paladar negro» que despotrican contra los peronistas no entienden qué es el peronismo y que los «peronistas de paladar negro» que despotrican contra los kirchneristas no entienden qué es el kirchnerismo. Afortunadamente, el grueso de las personas que votan por el Frente para la Victoria no entra en esta clase de disquisiciones que, al igual que las discusiones sobre el sexo de los ángeles, sólo despiertan el interés de unos pocos. Tanto el «peronista» como el «no peronista» que reivindican a Néstor Kirchner y a Cristina Fernández saben que el «modelo de país» construido a partir del año 2003 está asociado al nombre de sus dos figuras máximas. Saben que sus vidas mejoraron con la construcción de ese «modelo». Y saben que ellos participaron en dicha construcción. Es decir, saben las tres cosas esenciales que deben saber para decidir con corrección, cada vez que un dilema político surge ante ellos. No necesitan nada más, a diferencia de los que se presentan como intelectuales sin poseer los dones indispensables para merecer dicha calificación. ¿Una persona juiciosa y, por ende, sensata, que no se encuentra ebria ni dormida, se pone los zapatos y, después, las medias? No. No lo hace. Entonces, ¿por qué algunos kirchneristas proceden de un modo diferente? ¿Por qué alteran el orden lógico de las cosas? ¿Por qué se preocupan en este momento por lo que pueda suceder si Daniel Scioli, el candidato del Frente para la Victoria, gana la elección de octubre; en lugar de preocuparse por lo que pueda suceder si Mauricio Macri u otro candidato de la «derecha» triunfa en la misma? ¿Por qué se comportan de esa manera si su preocupación principal está en un segundo plano desde la perspectiva cronológica? ¿Por qué actúan de esa forma si la modificación de la política desarrollada durante doce años es, a lo sumo, una posibilidad en uno de los casos expuestos y, por el contrario, una certeza en el otro?

Quien alberga algunos reparos no tiene que arrojarlos por la borda, ni tiene que dejarlos a un lado del camino. Después de todo, el tiempo puede darle la razón. Sin embargo, quien considera que, por ejemplo, Daniel Scioli y Mauricio Macri son lo mismo olvida, voluntaria o involuntariamente, que el primero se apoya en el Frente para la Victoria y el segundo en el PRO. Esto resulta comprensible en los exponentes de los partidos microscópicos de la izquierda local que desconocen los matices del arco ideológico y definen a todos los que no piensan como ellos con el término «burgués». Mas, no es propio de quienes poseen una mirada más amplia de la política. Hoy, ante la imposibilidad de tener a Cristina Fernández como candidata presidencial, resulta imperioso doblegar los esfuerzos, incluso con los recaudos que cada uno crea conveniente, para que la oposición actual no gane en octubre. Su triunfo, sí o sí, equivale a la conclusión del «modelo de país» existente: un «modelo de país» que no es la expresión particular de un sector, sino de la multiplicidad de sectores que forman el Frente para la Victoria y, asimismo, de la multiplicidad de sectores que admiten y apoyan sus iniciativas, aunque no lo integren formalmente. Ante este panorama, algunos, en consonancia con lo manifestado en más de una oportunidad por los medios opositores, dicen que nos aproximamos al final de un ciclo. Por su parte, otros, desde la posición opuesta, afirman que sólo nos acercamos al final de una de sus etapas. ¿En dónde está la verdad? Lo ignoramos. Unicamente, nos consta que cualquier aspirante a la presidencia, con alguna posibilidad de éxito, se encuentra a la derecha de Cristina Fernández. Pero, esto último no es exclusivo de tales aspirantes. También distingue a la mayoría de los argentinos que no se postulan para ningún cargo. ¿Esto significa que la ausencia de una presidenta que, a semejanza de su marido, siempre arrastró a la sociedad hacia la izquierda, nos condena a un futuro desesperanzador? No. No nos condena a nada. Al contrario, nos deja con las manos libres para que, en tanto sujeto colectivo, podamos demostrar si tenemos la capacidad para cuidar y defender lo que conseguimos. Sin duda, el porvenir implica una pregunta o, mejor dicho, un conjunto de preguntas. Este texto no pretende contestarlas. Su autor no conoce todas las respuestas. No obstante, sabe algo o, por lo menos, cree saberlo: el Frente para la Victoria, la fuerza que nos representa desde el año 2003, debe triunfar en octubre.

miércoles, 20 de mayo de 2015

lunes, 9 de marzo de 2015

miércoles, 4 de marzo de 2015

Algo para leer por Elías Quinteros

ALGO PARA LEER

Elías Quinteros

1. La recomendación de una bibliografía o, mejor dicho, de un conjunto de textos que comprenda libros, fragmentos de libros y escritos que no tengan tal condición, con el propósito de facilitar el conocimiento de la historia argentina no es una labor simple. Ni es una labor ligera. Aunque más de uno no lo advierta, la misma no consiste exclusivamente en la enunciación de una serie de textos y una serie de autores. Al contrario, es más vasta y más compleja que eso. Quien recomienda la lectura de una obra que tiene uno o varios puntos de contacto con la historia siempre lo hace desde una posición ideológica, es decir, desde una posición que permite ver el presente y el pasado de un modo determinado. Por lo tanto, quien efectúa una selección de textos con la finalidad expuesta previamente debe exteriorizar su ideología. Y no sólo debe hacerlo para que todos sepan la orientación de su pensamiento, la posición ideológica que condiciona su selección y la finalidad de esta última. También debe realizarlo para que todos comprueben si su labor concuerda con su forma de ver las cosas. En otras palabras, tal tarea requiere inexcusablemente la combinación de dos actitudes: la sinceridad y la coherencia. La ausencia de la primera nos deja a merced de alguien que no es honesto desde la faceta intelectual. Y, por su parte, la ausencia de la segunda nos deja a merced de alguien que no razona de la manera adecuada. Por eso, en este escrito, la alusión a algunos textos y algunos autores trasluce la existencia de una postura de carácter ideológico y, por ello, de una interpretación de la historia que contempla a las personas, a los hechos y a las circunstancias del pasado, desde un punto de vista que reivindica lo popular, lo nacional y lo latinoamericano.

2. Durante el período que transcurre desde 1852 hasta 1880 o, con más propiedad, desde la batalla de Caseros hasta la federalización de la ciudad de Buenos Aires (dos hechos trascendentales por los efectos directos e indirectos que produjeron), la Argentina experimentó un proceso de transformación política, económica, social y cultural que la convirtió en una semicolonia de Gran Bretaña. A raíz de esta circunstancia, tuvo el aspecto de un Estado independiente y, por ende, un nombre propio, un territorio, una organización institucional, un gobierno, una bandera, un himno nacional, una moneda y un ejército, entre otros elementos. Pero, careció de una independencia real porque —al adoptar un modelo de producción agropecuaria que apuntaba a la satisfacción de la demanda del mercado británico, en lugar de un modelo de producción industrial que apuntase a la satisfacción de la demanda del mercado interno y, luego, del mercado mundial, a semejanza de los Estados Unidos y el Imperio Alemán—, dependió desde el punto de vista económico y, en consecuencia, desde el punto de vista político, de las decisiones que eran tomadas en los despachos londinenses. Tal situación representó la obra de una oligarquía mercantil y agro-ganadera, con pretensiones aristocráticas, que reunió en un principio a los sectores dominantes de la provincia de Buenos Aires y que, más tarde, incorporó en forma paulatina a los sectores dominantes del resto de las provincias, adquiriendo una dimensión nacional. Sus ideas autoritarias desde una perspectiva política, liberales a ultranza desde una perspectiva económica, racistas desde una perspectiva social y europeístas desde una perspectiva cultural, requirieron el sometimiento de las montoneras federales, del pueblo paraguayo y de los pueblos aborígenes mediante el uso de la fuerza; la marginación del gauchaje mediante la introducción de colonos extranjeros; la sofocación de las revueltas sociales mediante el recurso de la represión legal e ilegal; y la entronización de sus integrantes mediante la instrumentación de una democracia fraudulenta. Y, por esos motivos, necesitó la construcción de un relato histórico que la legitimase o, dicho de otra manera, que la mostrase como la garantía del orden, como la herramienta del progreso, como la encarnación de la «civilización» y como la heredera de los fundadores de la patria, aunque eso implicase el olvido, la descalificación y la falsificación deliberada de las ideas, las personas y los hechos que no congeniaban con sus propósitos.

3. El relato que justificó la actuación de esa oligarquía es conocido como la «historia mitrista» (porque aprovechó los cimientos conceptuales que fueron levantados por Bartolomé Mitre, su ideólogo más influyente), como la «historia liberal» (porque desarrolló una interpretación del pasado que privilegió el liberalismo económico), o como la «historia oficial» (porque hegemonizó con el paso del tiempo los discursos de los funcionarios, las disertaciones de los catedráticos, los textos de los escritores y los periodistas, y las denominaciones de las ciudades, los pueblos, las escuelas, las estaciones ferroviarias, las calles y las plazas). Mas, su predominio nunca fue absoluto e ininterrumpido. A pesar de los esfuerzos realizados por los que trataron de convertirlo en un discurso único e inobjetable, muchos tuvieron la capacidad necesaria para elaborar un conjunto de discursos alternativos y para disputar el dominio del escenario discursivo, de una manera exitosa, en más de un momento. Así, la sociedad argentina presenció el surgimiento, la maduración y la consolidación del «revisionismo», o sea, del movimiento intelectual que revisó y cuestionó esa historia «mitrista», «liberal» u «oficial» que sustentaba las argumentaciones y las acciones del liberalismo, de la izquierda tradicional y de la derecha nacionalista: tres expresiones ideológicas que negaban al pueblo la calidad de sujeto histórico. Dicho movimiento (que nunca implicó la existencia de un discurso único, con una gama de tonalidades, sino la existencia de una multiplicidad de discursos, con una variedad de orígenes y desarrollos), significó el abordaje de la historia, según la visión de los «otros», de los «diferentes», de los «bárbaros».

4. De acuerdo a la visión de los «civilizados», la «barbarie» es lo contrario a la «civilización». El reino de la «barbarie» es el «desierto» (expresión que no alude a una región que no está poblada por hombres, sino a una región que no está poblada por hombres «civilizados»). Los representantes de la «barbarie» son los «bárbaros». Los «bárbaros» son básicamente el «indio», el «gaucho» y, con posterioridad, el «inmigrante». El jefe de los «bárbaros» es el «caudillo». La organización social y militar de los «bárbaros» es la «montonera». Y la creencia política de los «bárbaros» es el «federalismo». Por esto, la «barbarie» está asociada a lo «territorial», lo «popular», lo «autóctono» (entendido como una mezcla de lo «español» y lo «americano»), y lo «federal». Acorde con lo dicho, la relación que existe entre la «civilización» y la «barbarie» está en «Civilización y barbarie en la historia de la cultura argentina» de Fermín Chávez; en «Los profetas del odio y La yapa», «El medio pelo en la sociedad argentina» y «Manual de zonceras argentinas» de Arturo Jauretche; y en «El dilema argentino» de Maristella Svampa. La visión de la «barbarie» por parte de los «civilizados» está en «La cautiva» de Esteban Echeverría; en «Facundo», «De la educación popular», «Argirópolis», «Las ciento y una» y, por encima de todo, «Conflicto y armonías de las razas en América», de Domingo Faustino Sarmiento; en «Las multitudes argentinas» de José María Ramos Mejía; en «El payador» de Leopoldo Lugones; en «Sociología argentina» de José Ingenieros; en «Casa tomada» de Julio Cortázar; en «Libro Negro de la Segunda Tiranía» de la autodenominada Comisión Nacional de Investigaciones; y en «¿Qué es esto?» de Ezequiel Martínez Estrada. Y los exponentes de la «barbarie» y, por lo tanto, los enemigos de los «civilizados», están en «Martín Fierro» de José Hernández (el gaucho que enfrenta a los «civilizados»); en «Santos Vega» de Rafael Obligado (el gaucho que es derrotado por los «civilizados»); en «Don Segundo Sombra» de Ricardo Güiraldes (el gaucho que asume las reglas de los «civilizados» y que, por esa razón, adquiere la condición de paisano o, expresado de otro modo, de «bárbaro bueno»); en «La guerra al malón» de Manuel Prado (el soldado de la frontera que enfrenta al indio); en «Los mensú» de Horacio Quiroga (el peón rural que es explotado laboralmente); y en «Jinetes rebeldes» de Hugo Chumbita (el indio, el montonero y el bandido social).

5. La Revolución de Mayo fue una manifestación local de un movimiento revolucionario que sacudió a España y que, después, conmovió a los territorios españoles de América. En un comienzo, presentó las particulares de una guerra civil que enfrentó a dos bandos que estaban integrados por españoles que habían nacido en las tierras europeas y por españoles que habían nacido en las tierras americanas (más conocidos como «criollos»). Uno de esos bandos quería que todo permaneciese tal como estaba. En cambio, el otro pretendía la modificación de la realidad. El ala más moderada de este último sólo deseaba la posibilidad de comerciar libremente con Gran Bretaña. Por el contrario, el ala más radical aspiraba a la implementación de un conjunto de reformas políticas, económicas y sociales que eran reclamadas por los sectores populares de ese momento. Unicamente, cuando el contexto evidenció que la obediencia a la monarquía española era incompatible con la concreción de tales reformas, la revolución asumió el carácter de una guerra independentista. Tal particularidad surge, entre otras obras, de «La Revolución de Mayo» de Norberto Galasso; y, en especial, del «Plan Revolucionario de Operaciones» de Mariano Moreno. A su vez, la sociedad porteña durante la revolución, la guerra independentista y la guerra civil es descrita hasta el aspecto más pequeño en «Buenos Aires desde setenta años atrás (1810-1880)» de José Antonio Wilde.

6. La guerra civil está tratada en «Las masas y las lanzas (1810-1862)» de Jorge Abelardo Ramos; el rosismo, en «Carta a Facundo Quiroga» del 20 de diciembre de 1834 (más conocida como «Carta de la Hacienda de Figueroa»), de Juan Manuel de Rosas; la Guerra del Paraguay o Guerra de la Triple Alianza, en «La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas» de José María Rosa; el período de la Argentina agropecuaria, en «Pro y contra de Sarmiento» de Luis Alberto Murray; «Cartas quillotanas» de Juan Bautista Alberdi (contracara de «Las ciento y una» de Domingo Faustino Sarmiento); «La restauración nacionalista» y «Eurindia» de Ricardo Rojas; «Política nacional y revisionismo histórico» de Arturo Jauretche; «La construcción de los héroes» de León Pomer; «El Centenario» de Horacio Salas; «Canto a la Argentina» de Rubén Darío; y «Política británica en el Río de la Plata» e «Historia de los ferrocarriles argentinos» de Raúl Scalabrini Ortiz; la «Década Infame», en «El hombre que está solo y espera» de Raúl Scalabrini Ortiz; «Cambalache» de Enrique Santos Discépolo; «Meditación de Barranca Yaco» de Saúl Taborda; «Historia de una pasión argentina» de Eduardo Mallea; y, aunque no corresponde estrictamente al período indicado, «El mito gaucho» de Carlos Astrada; el 17 de octubre de 1945, en «Los enemigos del pueblo argentino» (conferencia del 3 de julio de 1948), de Raúl Scalabrini Ortiz; y el período inaugurado por la «Revolución Libertadora», en «La masacre de Plaza de Mayo» de Gonzalo Leónidas Chávez; «Recuerdo de la muerte» de Miguel Bonasso (las páginas correspondientes a la descripción del bombardeo de la ciudad de Buenos Aires); «Carta a Pedro Eugenio Aramburu» del 11 de junio de 1956 de Juan José Valle; «Operación masacre», «¿Quién mató a Rosendo?» y «Caso Satanowsky», de Rodolfo Walsh; «¿Qué es el ser nacional?» y «Nacionalismo y liberación» de Juan José Hernández Arregui; «Peronismo y revolución» de John William Cooke; «La hora de los pueblos» y «El proyecto nacional» de Juan Domingo Perón; «La Voluntad» de Eduardo Anguita y Martín Caparrós; «Política y/o violencia» de Pilar Calveiro; y «El peronismo de la victoria” de Jorge Bernetti. Por otra parte, un análisis de las corrientes ideológicas del país yace en «Historia crítica de los partidos políticos argentinos» de Rodolfo Puiggrós y en «La formación de la conciencia nacional (1930-1960)» de Juan José Hernández Arregui.

7. El «neoliberalismo», sosten indiscutible de la «Doctrina de la Seguridad Nacional» y del «Concenso de Whashington», utilizó a las dictaduras de los años «70» para el disciplinamiento de las sociedades americanas y a las democracias que sucedieron a esas dictaduras para el endeudamiento de dichas sociedades, para el apoderamiento de sus empresas públicas y para la extranjerización y la subordinación de sus economías. Aquí, en nuestro país, la vigencia de esta concepción política, económica, social y cultural del mundo, durante tres décadas aproximadamente (desde el año 1976 hasta el año 2003), explica la vigencia de algunas creencias, algunas conductas y algunas situaciones que derivan de tal concepción, a pesar de las transformaciones realizadas por la gestión kirchnerista y del acompañamiento efectuado por la sociedad en general. Esta manifestación del capitalismo (que, al igual que la totalidad de las expresiones del mismo, reconoce como fundadores lejanos, entre otros, a los sujetos que aparecen en «Piratas, filibusteros, corsarios y bucaneros» de Enrique Silberstein), muestra su rostro en «Plata fácil» de Daniel Muchnik; «Buenos muchachos» de José Natanson y «Economía a contramano» de Alfredo Zaiat (mentalidad de los hombres del «establishment»); en «De la Banca Baring al FMI» de Norberto Galasso (historia de la deuda eterna); en «Robo para la corona» de Horacio Verbitsky (relación entre las privatizaciones y la corrupción durante el menemismo); en «La mafia del oro» de Marcelo Zlotogwiazda y «Estoy verde» de Alejandro Bercovich y Alejandro Rebossio (tráfico ilegal del metal precioso y de la moneda estadounidense, respectivamente); y en «La sociedad excluyente» de Maristella Svampa y «Cuando me muera quiero que me toquen cumbia» de Cristian Alarcón (marginalidad social).

8. La trasformación paulatina de los aspectos políticos y jurídicos de los derechos humanos durante el período dictatorial y el período democrático encuentra un desarrollo detallado en la Ley N° 22.924 o «Ley de Pacificación Nacional»; el Decreto N° 158 de 1983 (juzgamiento de los integrantes de la primera, la segunda y la tercera junta militar); la Ley N° 23.040 (nulidad de la «Ley de Pacificación Nacional»); la Ley N° 23.492 o «Ley de Punto Final»; la Ley N° 23.521 o «Ley de Obediencia Debida»; los Decretos N° 1.002, 1.004 y 1.005 de 1989 y 2.741, 2.745 y 2.746 de 1990 (indultos presidenciales que beneficiaron a los que estuvieron involucrados en la ejecución de delitos contra la humanidad); la Ley Nº 24.952 (derogación de la «Ley de Punto Final» y la «Ley de Obediencia Debida»; la Ley Nº 25.779 (nulidad de las normas precedentes); y los pronunciamientos del 24 de agosto de 2004, en la causa «Arancibia Clavel, Enrique Lautaro s/ homicidio calificado y asociación ilícita y otros» (imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad); del 14 de junio de 2005, en la causa «Simón, Julio Héctor y otros s/ privación ilegítima de la libertad, etc.» (inconstitucionalidad de la «Ley de Punto Final» y la «Ley de Obediencia Debida»); y del 13 de julio de 2007, en la causa «Mazzeo, Julio Lilo y otros s/ rec. de casación e inconstitucionalidad» (inconstitucionalidad de los indultos); de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El Conflicto del Atlántico Sur o Guerra de Malvinas aparece con claridad en el «Informe final» o «Informe Rattenbach» de la Comisión de Análisis y Evaluación de las Responsabilidades Políticas y Estratégicas Militares en el Conflicto del Atlántico Sur; «Malvinas» de Oscar Raúl Cardoso, Ricardo Kirschbaum y Eduardo van der Kooy; y «1093 Tripulantes del Crucero ARA General Belgrano» de Héctor E. Bonzo (textos que demuestran que los responsables de la última dictadura no leyeron o no aprendieron mucho de «El arte de la guerra» de Sun Tzu, ni «De la guerra» de Karl von Clausewitz, dos clásicos de la estrategia militar). El entramado de los medios de comunicación audiovisual asoma con nitidez en el dictamen del 12 de julio de 2013, en la causa «Grupo Clarín SA y otros c/ PEN s/ acción meramente declarativa», de Alejandra Gils Carbó. Y el fenómeno desconcertante del kirchnerismo halla una explicación particular e interesante en «La anomalía argentina» de Ricardo Forster.

9. El sueño de la «La Patria Grande» palpita en «Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla» del 6 de septiembre de 1815 (más conocida como «Carta de Jamaica»), y «Discurso pronunciado ante el Congreso de Angostura» del 15 de febrero de 1819 (más conocido como «Discurso de Angostura»), de Simón Bolívar; «Sobre la necesidad de una federación general entre los estados hispanoamericanos y plan de su organización» de Bernardo Monteagudo; «Obras completas» de Simón Rodríguez; «Nuestra América» de José Martí; «La Patria Grande» de Manuel Ugarte; «7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana» de José Carlos Mariátegui; «Plan de realización del supremo sueño de Bolívar» de Augusto Cesar Sandino; «Ejército y política» de Arturo Jauretche; «América profunda» y «Geocultura del hombre americano» de Rodolfo Kusch; «Las venas abiertas de América Latina» de Eduardo Galeano; «América Latina» de Justino M. O‛Farrell; «Los silencios y las voces en América Latina» de Alcira Argumedo; «Venezuela y revolución» de Telma Luzzani; y «Presidentes» de Daniel Filmus.

10. La existencia de las personas es importante, tan importante como las fuerzas que inciden en la historia. Por eso, la vida de algunas de las figuras que se destacaron históricamente aparecen retratadas en «Túpac Amaru» de Boleslao Lewin (José Gabriel Condorcanqui o «Túpac Amaru II»); «Mariano Moreno» de Norberto Galasso (Mariano Moreno); «La revolución es un sueño eterno» de Andrés Rivera (Juan José Castelli); «Artigas» de Pacho O'Donnell (José Gervasio Artigas); «Exodo jujeño» de Hernán Brienza (Manuel Belgrano); «Seamos libres y lo demás no importa nada» de Norberto Galasso (José de San Martín); «Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana» de Bartolomé Mitre (visión «civilizada» de José de San Martín); «Monteagudo» de Pacho O'Donnell (Bernado Monteagudo); «El loco Dorrego» de Hernán Brienza (Manuel Dorrego); «Vida de Don Juan Manuel de Rosas» de Manuel Gálvez (Juan Manuel de Rosas); «Felipe Varela contra el Imperio Británico» de Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde (Felipe Varela); «Manuel Ugarte y la lucha por la unidad latinoamericana» de Norberto Galasso (Manuel Ugarte); «Vida de Hipólito Yrigoyen» de Manuel Gálvez (Hipólito Yrigoyen); «Jauretche y su época» de Norberto Galasso (Arturo Jauretche); «Perón» de Norberto Galasso (Juan Domingo Perón); «Cooke» de Norberto Galasso (John William Cooke); y «El presidente que no fue» de Miguel Bonasso (Héctor Cámpora).

11. Como dijimos al principio, la recomendación de una bibliografía no es una labor simple ni ligera. Y, por tal motivo, cada uno debe complementar la bibliografía recomendada por un tercero, con los autores y los textos que lleguen a sus manos, que despierten su interés, que contribuyan a la formación de su pensamiento y que, incluso, obtengan su respeto, aunque no concuerden plenamente con su forma de pensar. La concreción de dicha tarea no constituye una empresa imposible. Pero, es algo que demanda la totalidad de la vida. En consecuencia, no desperdiciemos nuestro tiempo. Y utilicemos una parte del mismo para conseguir, leer y releer los textos que merezcan nuestra atención.